21 abril, 2021

Un viejo periódico...

No sólo por ser mi padre periodista, en casa siempre se acostumbró leer la prensa de diferentes tendencias que existían en nuestro país. Algunos periódicos de muy vieja data como el Universal, El tiempo, La Esfera y otros mucho más recientes como Dosmiluno, TalCual, por nombrar sólo algunos, han ido desapareciendo por múltiples razones: económicas y frecuentemente políticas, cuando la censura gubernamental arremete contra la libertad de prensa..
Hoy el diario El Nacional (con 78 años de circulación) que durante esta dictadura revolucionaria ha venido padeciendo un sin fin de inconvenientes, acaba de recibir el puntillazo mediante una sentencia del TS de Injusticia (AA 20 C) que lo obliga a pagar una  astronómica suma a un personero del gobierno, por supuestos daños y perjuicios...(El Impulso.com 19/04/2921) La  cantidad exigida, obligará al propietario de El Nacional a entregar todos los activos que conforman el periódico...El ofendido personero revolucionario se hará propietario de un diario desde donde, seguramente y como viene haciendo en su programa en la TV oficialista, continuará despotricando e incitando al odio. 

Como republicana que soy y creyente (entre las pocas cosas que creo), en la libertad de prensa como  pilar   básico de la democracia,  me desagrada tal sentencia porque como señalé al inicio de esta crónica mi padre era periodista y a ese periódico nos une el afecto. Mi papá José Ratto-Ciarlo, trabajó 30 años en El Nacional. Comenzó como reportero y se retiró como Jefe de la página de Arte (su creación dentro del cuerpo del diario y la primera en la prensa nacional). Recuerdo que hace muchísimos años, cuando el diario tenía su sede en pleno centro caraqueño (esquina de Puerto escondido), mi padre me llevó a conocer a El Nacional por dentro. Me presentó al  Director Antonio Arraíz y algunos colegas: Aristides Bastidas, el "Gordo" Pérez (fotógrafo) y Lorenzo Batallán, que recuerde. Luego fuimos a lo talleres y me impresionó la enorme rotativa, donde se colocaban las planchas de plomo elaboradas por los linotipistas y los inmensos rollos de papel, que estruendosamente giraban y expulsaban el diario impreso. Hoy en día este método está en desuso, El Nacional también se modernizó y se convirtió en un diario digitalizado, pero ya para ese entonces mi padre no trabajaba allí.

En fin que entre recuerdos y principios republicanos, repudio la tal sentencia y la considero otro atropello con "visos de legalidad", de los tantos que venimos sufriendo desde que un grupo de incompetentes bajo un programa revolucionario, que proclama la "felicidad y el bienestar supremos" nos abusan diariamente. 




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