28 marzo, 2011

El coche de Isidoro.



¡Caracas es un gran estacionamiento..! Nuestro estrecho valle flanqueado en el norte por el majestuoso Avila y encima divido en dos por un río –El Guaire- que corre de oeste a este, no permite mayores ampliaciones; por consiguiente tenemos las mismas calles y avenidas construidas cuando la capital no tenía esos millones de vehículos que hoy en día –en pleno siglo XXI- transitan a duras penas. Nuestra “colas” y “trancas”, son proverbiales..! Pero no siempre fue así…

A principios del siglo XIX, la provinciana ciudad se movilizaba en tranvías, uno que otro vehículo a motor y carruajes tirados por caballos. Era de común uso el Landó (del Landaut francés) y la Victoria, pero la Calesa: un coche doble de 4 asientos donde cómodamente cabía una familia, era así como de más prestancia, por su tamaño…Hubo empresas de coches que cubrían viajes entre la capital y pueblos cercanos... No todos eran propietarios de tales carruajes, eso significaba además del vehículo tener que mantener y cuidar las bestias que lo movilizaban. Por consiguiente, era habitual alquilar estos coches. Especialmente la Calesa por su tamaño, era utilizada en ocasiones especiales: bautizos, bodas, cumpleaños y entierros... O cuando la familia deseaba "darse tono" y salir a pasear por El Paraíso, la mejor y más lujosa urbanización de la capital para la época... Algunas de estas Calesas estaban bellamente decoradas.
Rememorando estos coches, el último que anduvo dando vueltas por Caracas, en los años 60 fue el de Isidoro Cabrera. Este señor tenía una Victoria, tirada por dos caballos. El coche de Isidoro, llegó a ser todo un personaje de la Caracas nocturna; hasta canciones le dedicaron. * El carromato era alquilado por los juerguistas que andaban por los bares del este capitalino, para no volver a casa manejando sus propios vehículos, con una gran cantidad de palos encima, a altas horas de la noche. Otras veces era utilizado, para llevar serenatas –costumbre que cayó en desuso- o en cualquier otro evento trascendente.


Actualmente nuestro caótico y contaminante transporte, cada día se convierte en una verdadera calamidad… En una época existió un "día de parada” que nunca más se implementó y que en parte aliviaba el flujo de vehicular.… El servicio público de transporte es pésimo: ni siquiera el Metro es ya una solución. No podemos dejar de mencionar el enjambre de “motorizados” que, desempeñando sus diligencias, pululan de arriba abajo por las vías.. Además –lo que viene a corroborar el caos vial- tenemos los ingeniosamente llamados “moto-taxis”… Imagino que algo remediarán si uno está urgido de llegar a alguna parte; ¡la vaina es que llegues sano y salvo!... En fin que los coches fenecieron, dando paso al progreso. Necesitamos desplazarnos con más premura; para ello usamos vehículos a motor que emplean hasta más de tres horas para ir de un lugar a otro, en nuestra querida capital.

Vainas de mi ciudad..!!


Caracas, abril 2011

Ilustración tomada de la web.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que linda reminiscencia. Lo conocí.¡que tiempos aquellos!

Abrazos, José Luis.