23 junio, 2010

Acunando





La poetisa chilena Gabriela Mistral se refería a las nanas o canciones de cuna como: “una isla de las canciones, y además no es para la mujer sino un antojo de palabras aderezadas al niño y a sí misma”... Para el bebé la nana o arrorró es la que ayuda a calmar el llanto y hace confiar. Un bebé acunado es lo más feliz del mundo. Y hay otro detalle: de manera instintiva se acuna apoyando al bebé del lado del corazón materno o paterno (ahora los hombres no tienen ningún empacho en hacerlo) así el el ritmo cardíaco –el mismo que el feto escuchaba dentro del útero- acompañe la canción... Por otra parte, de alguna u otra forma todos los mamiferos acunan a sus crias: es decir que mona si carga a su hijo.

Las canciones de cuna son ancestrales. En cada país según la tradición oral pasan de madres a hijas. Hasta los compositores se han atrevido en este género. Tal es el caso de Brahms, cuya canción se ha internacionalizado. No hablamos alemán, pero usamos la melodía e inventamos nuestra letra. Escribió el Prof. L. F. Ramón y Rivera sobre el tema que: “Las canciones de cuna, por ejemplo, cuya estructura en su mayoría procede de modelos medievales europeos, son cantadas todavía por las madres venezolanas. Les añaden a veces -es cierto-, pequeños giros particulares -variantes-; pero de manera general se conservan fieles a sus modelos. Algo bien diferente es, en cambio, la canción maternal de nuestros indígenas, porque la música de los grupos aborígenes indígenas venezolanos posee raíces milenarias no mezcladas con lo europeo …" ( Folklore, música y danza. Luis Felipe Ramón y Rivera)

Hay una canción de la inolvidable Conny Méndez (cantautora y poetisa caraqueña) “Venezuela habla cantando”, que nos recuerda que en este país acunamos a los niños con la música del himno nacional….y quién no la recuerda: “Duérmete mi niño que tengo que hacer, lavar tus pañales, sentarme a coser!”…

Y hasta aquí llega este cuento, porque de tanto hablar de canciones de dormir ya me dio sueño.

Escuchen esta nana de Beethoven:


Caracas, junio 2010
Ilustración: Edgar Degas

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