05 junio, 2008

¡Dónde están las condenadas medias!




Esas que más precisamente se denominan calcetines - usadas por hombres, mujeres y niños- que nosotros llamamos medias tobilleras y que no sé por cuál causa, desparecen como por encantamiento.
Los calcetines, fueron adoptadas por los romanos, de los pueblos germánicos, que supuestamente se cubrían los pies para repeler el frío con una especie de envoltorio hecho de pieles. Los romanos no usaban esta prenda, utilizaban el calceus de cuero y ajustado al pié, que vienen siendo un zapato. De esta denominación –calceus- derivan calcetín y calzado. Para hacer el cuento corto, las calzas se alargaron en la edad media, hasta cubrir las piernas y fueron utilizadas sólo como ropa interior. Hasta el siglo XV sólo los hombres usaban calzas o medias. Las mujeres al llevar vestidos, utilizaban el zapato con la pierna y los pies descubiertos. En el siglo XVI, esta prenda fue introducida en la vestimenta femenina dividida en dos piezas: la parte superior recibió en castellano el nombre de calzas o calzones y la parte inferior se llamó calcetas o medias calzas. Las calcetas han ido reduciendo su tamaño hasta los actuales calcetines, que apenas llegan a la pantorrilla o los tobillos.

El caso es que esta prenda de vestir actualmente debe ser utilizada por la mitad de la población mundial, incluyendo niños y adultos. No me atrevo a asegurar que su uso sea general, ya que los pueblos africanos y desérticos, quizá por condiciones climáticas y tradicionales no las utilicen. Si la población llega a 6.670 millones de habitantes (para redondear) y suponiendo que la mitad de ella (3.335 millones) use calcetines, que vienen de a dos y que generalmente no tenemos un solo par sino que como mínimo y siendo muy austeros, tendremos 6 pares, esto hace la bicoca de 40.020 millones de medias.
De esos 6 pares de medias que usted tiene –o sea una docena de medias- siempre se le extravían, unas dos o tres. ¡No conozco una familia donde las medias que se meten a lavar no se pierdan! No me pregunten por qué, ya que no he logrado dilucidar ese misterio. Según las cuentas, de la docena ya faltan 3. ¡Ya se le quedaron descompletados sus pares de medias! A nivel poblacional, esto viene representando 30.015 millones de medias descompletadas, lo que significa que desaparecieron 10.005 mil millones. ¿A dónde fueron a parar ?

Realmente casi todos tenemos más de seis pares de medias. Precisamente porque se pierden, compramos más y más. Esas esposas previsoras compran a sus maridos, dos y hasta tres pares del mismo modelo y color, a sabiendas de que tarde o temprano, se desparejarán. Las de los chicos se compran por paquetones, todas blancas.

Lávelas a mano o en lavadora, siempre sufrirá este percance. Las metes en la lavadora, “cada oveja con su pareja” y cuando salen del lavado, ya están incompletas. Las buscas y buscas. Desarmas la lavadora, pues piensas que quedó atrapada en el filtro. ¡No hay caso! La cuestión parece una maldición bíblica. Dicen por allí que hay un reino mágico donde van a parar las medias desaparecidas, en espera de la llegada de su par. Muy romántica y simpática la cuestión. Pero dado que la fabricación y venta de calcetines es una negocio mayúsculo, se me ocurre más bien que de cada dos pares de medias que se vende, hay uno que trae –aleatoriamente- una del par elaborada de quién sabe que tipo de fibra mágica, que al entrar en contacto con el agua de deshace, se diluye y termina por desaparecer.


En la actualidad se han creado fibras –especialmente para atuendos deportivos- que repelen el agua, que mantienen fresco al usuario y no permiten la transpiración, tela que le permite broncearse parejo sin quitarse el traje de baño y novedades por el estilo. ¡La Dupont se esmera! Esa media que se esfuma, debe estar confeccionada con un material que tiene brujería. No hay otra explicación valedera.

Caracas, junio 2008

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