19 diciembre, 2016

El cafecito cordial.



"Ay mamá Inés, ay mamá Inès, todos los negros tomamos café". (Conga de Emilio Grenet.)


Somos cafeteros. Arraigada costumbre popular es amanecer con el rico olor del cafecito colado.  Antaño en la llamada media de tela. Ahora en las modernas cafeteras importadas de Itala, otra gente cafetera a màs no poder. Una de nuestras gratas costumbres es la invitación a tomar un cafecito cordial  al encontrar un amigo en la vìa, o al que llega a tu casa. Para reafirmar una amistad surge siempre la deferencia, ¡vamos a tomarnos un cafecito! Así, disfrutamos la gama que va del negrito al café con leche, pasando por guayoyo, marrón, tetero y un sinfin de ocurrentes denominaciones.

Pero ahora los cambiantes tiempos no han obligado a prescindir de tan sencillo y reconfortantc placer. Nuestro otrora renombrado café no se produce como antes, que hasta nos dábamos el lujo de exportar Ya las buenas marcas no se encuentran en los mercados. La desorbitada inflación que  nos acogota, nos constriñe a beber un cafecito al día. Si acaso se consigue y logras comprar un kilito para consumo hogareño lo atesorarás; algo así como tener en tu alacena oro en polvo... Los precios de los bienes de consumo varía de tal forma que se nos imposibilita recordar cuánto valìa algo una semana atrás.  En los tiempos que corren invitar a un amigo el cafecito cordial es todo un lujo. Una taza  grande de café con leche servida en una elegante cafetería caraqueña, de 450 bf. (que ya es caro), pasó a costar en sólo semanas 1.100 bf. Aproximadamente 110 dólares al cambio oficial (Indice Blomberg) ¡Ni se nos ocurra combinar el café con un pastel o un pedazo de torta!  El azote revolucionario que invade todos los ámbitos de nuestra existencia, también ha logrado acabar con la cordialidad venezolana que otrora nos caracterizaba. ¡El bolsillo no está pa' exquisiteces!
De ahora en adelante, cuando nos apetezca tomar un cafecito en nombre de la cordialidad lo haremos a la Canaima: cada quien se paga vaina.


Caracas, diciembre, 2016

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