07 junio, 2014

Anécdota romana


Foto de la Web.

Corría el año de 1949 y mi papá José Ratto.Ciarlo, en calidad de reportero del periódico El Nacional. fue invitado al viaje inaugural de la línea  Aerovías Venezuela-Europa (AEV), con destino a Roma.  En ese entonces no teníamos conexiones aéreas directas con Europa. De ese viaje salio un libro de reportajes: De Caracas a Roma.  En vía della Scroffa, cerca Piazza Navona está el Ristorante Alfredo (fundado en 1907), conocido internacionalmente por su buena cocina y los fettucccini Alfredo. Mi padre estuvo allí.  A los invitados honoríficos le ponían cubiertería de oro y lo honraron con tal distinción...  El par de cubiertos (tenedor y cuchara), fue un regalo de Douglas Fairbanks y Mary Pickford (la legendaria pareja hollywoodense), quienes visitaron el restaurante por allá por los años 20 y los obsequiaron a Alfredo con dedicatoria, como una deferencia por tan ricos manjares.. Años después, en 1952 cuando fui por primera vez a Italia con Rosa mi madre, fuimos al mismo establecimiento. Yo niña, se me ocurrió que deseaba comer con los mismos cubiertos de oro que había comido mi papá. Lo solicité, me complacieron y me di el lujo.

El lugar aún existe. Mi querido sobrino Leandro Fernández Ratto, hallándose en Roma (junio 2014) y conocedor de la anécdota, fue con un grupo de colegas médicos al mismo sitio y por supuesto, refirió la historia al Maitre.  He aquí que también comió con los cubiertos de oro. Tres generaciones de los nuestros han repetido ese placer.Ojalá otros de la familia logren hacerlo..

Si se entusiasman cuando pasen por Roma, les recomiendo solicitar cupo con antelación, por la gran demanda de comensales. También  pueden optar por preparar los fettuccini Alfredo, en casa, siguiendo la receta que aquí les dejo.. é buon appetito.


https://www.youtube.com/watch?v=OBq1tKWxQVo 


Foto tomada por el Dr. Fernández Ratto.


 Caracas, junio 2014

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que maravilla!!! Yo quiero comer allí!!!
Lalo, tienes que tomarte una foto con tu plato de pasta! Besos, buen viaje.

Gracias por la historia Ma!
Que tengan feliz fin de semana.
Pachi.

Esmeralda dijo...

Hola América, que agradable relato como todo lo que tu escribes, y mucho más ameno se me hizo pues me recordó mi primera visita que hice al Alfredo, te cuento: corría el año de 1980 o 1982, la verdad no recuerdo exactamente, cuando en unión de varios amigos nos dimos cita en ese prestigioso restaurante para degustar su magnifica receta de pasta. Bueno la historia es que una vez hecho el pedido por supuesto pasta a la Alfredo para todos, al momento de servirla le pusieron platos a todos menos a mi, cosa que suscitó en un primer momento risa por el olvido, se lo hicimos saber al metre sin respuesta y como tampoco el mesonero no hacía caso de nuestra demanda nos pusimos un poco tensos, cosa que se diluyó enseguida pues después de servidos todos a mi me sirvieron en la propia bandeja de servicio, luego nos explicaron que esa era una deferencia que hacía el establecimiento, de más esta decirte que la pasamos muy bien. En la segunda oportunidad ya no hubo sorpresa sino un poco de celos porque la homenajeada fue una amiga que nos acompañó. Saludos y gracias .

La Gertrudis dijo...

Que historia tan buena, Grunilde. Si vuelvo a Roma algún día, iré al Ristorante Alfredo y... ¿será que me concederán el honor de comer con los cubiertos de oro, aunque no sea una Ratto?

La Gertrudis

Anónimo dijo...

Anécdota familiar que con gusto haremos tradición. A comer con cubiertos de oro..! Eliana.

Anónimo dijo...

Una bonita historia de los bisabuelos y abuela paterna de mis hijos! Pronto Sofía Ochoa y Emiliano degustaran los fettuccini Alfredo con los mismos cubiertos usados por la familia. Genoveva.

Myriam Paúl Galindo dijo...

Qué bonita esta anécdota, América. Tal como dice Genoveva, también continuarán con esta bella costumbre de comer en el célebre restaurante italiano con los cubiertos de oro, Emiliano y Sofía. Y que, luego, continúen haciéndolo, incluso tus choznos.

Abrazos,

Myriam

Odila dijo...

Deliciosa anécdota América! Tan deliciosa como el Fettuccini Alfredo, uno de mis platos preferidos.