09 febrero, 2009

Amistad impersonal.



Los amigos no se hacen, se reconocen. Vinicius de Moraes.

Hace años vi en el cable una peliculita inglesa, sobre un grupo de amigos que se interrelacionaban constantemente mediante la telefonía celular. En la película, los integrantes del grupo (tres chicas y dos chicos) presencian el parto de una de las amigas, por ésta vía. Hecho que no podría darse en persona, máxime en Inglaterra donde la medicina está socializada y tú te resuelves solito (es decir sin familiares) en los hospitales.Y me vino a la mente esta película, porque recientemente en un intercambio de opiniones mantenido por el correo electrónico (para abreviar e-mail) con otra persona (obvio..!) ésta sostiene que a través de este medio es decir: Internet, correo electrónico e imagino que por extensión mediante celulares no se llega a una amistad verdadera ya que la comunicación se realiza a través de un medio impersonal. ¡Quedé estupefacta! Mi respuesta no se hizo esperar: ¡Impersonal! ¿Quiénes son los que comunican sus pensamientos, ideas, opiniones y sentimientos por este medio?: Robots, alienígenas, cucarachas, o personas. ¿Cómo es posible que gente se interrelacione íntimamente, tenga sexo y hasta llegue a casarse a través de Internet si el asunto es tan “impersonal”?
Recuerdan a Marshall Mcluhan. ¡El medio es el mensaje! ¿Qué es lo que en verdad interesa el contenido o el contenedor? Imagino a mi abuelito diciéndole a mi abuelita, después de escribir una hermosa y larga carta de amor, que no haga mucho caso de lo escrito, porque a fin de cuentas, la tinta y el papel son algo impersonal. La era de las telecomunicaciones ha modificado en mucho las relaciones mediante las llamadas redes sociales. Qué más intimidad puede exigirse que ver y escuchar en el monitor a la gente desde su casa -ligeros de atuendos- conectados por Skype.
¿Qué baremo aplicamos para clasificar a nuestros amigos ? Estamos claros que hay conocidos. compañeros de trabajo y amigos, que según los consideremos el trato será diferente. Hay unas amistades más íntimas que otras (por ejemplo mis invaluables amigas); unas más antiguas que otras; unas que van y vuelven; unas hechas mediante trato directo y otras mediante Internet. Creo todo depende del grado de apertura mental y el sentimiento que se le ponga al asunto. Indudablemente que con ciertas personas tenemos más afinidades que con otras; con ellas tratamos de relacionarnos más prontamente y buscamos intimar. En el transcurso de ese intento puede florecer una amistad entrañable y hasta el amor.
Me comentó una amiga psicóloga -cuando abordamos el tema- que mediante la comunicación virtual la gente se desinhibe y son capaces de expresar asuntos “espinosos”. Son muchas las personas que se cohíben para expresar sus pensamientos face to face. También me indicó que el riesgo de engaño o de lealtad es igual, pues esas son condiciones inherentes al ser humano.
En la Red, la gente está pendiente el uno del otro: chateamos, enviamos correos, salutaciones, videos, canciones, noticias buenas o malas y artículos que suponemos puedan ser de un particular interés. Gente que ocupa un espacio de su tiempo para dedicarlo a mí persona. Personas que me redclaman. Si esa situación se alarga en el tiempo; cómo no voy a considerarlos mis amigos. ¿Acaso no los frecuento mucho más que mis amigos de trato personal ? A esa “gente virtual” les he tomado cariño, han formado parte de mi diario vivir y cuando les ha tocado partir de la Red, lo he sentido sinceramente. Hay otros que cual cometas, dan vueltas. A lo mejor vuelven a aparecer, a lo mejor se pierden para siempre. Esos sólo fueron conocidos virtuales, pasajeros -más o menos efímeros- que nos brindaron un breve intercambio sin realmente profundizar, pero no impersonal. Simplemente las circunstancias así lo determinaron.
Esto no significa que deba ser sustituida la presencia en aras del trato virtual ni viceversa, aunque no deja de tener sus ventajas, como todo en esta vida (la moneda tiene dos caras). Por ejemplo: si tiene un amigo fumador y a usted le molesta el humo del cigarro, ¿Qué mejor que interrelacionarse por la Red sin invadir el espacio del otro? Bueno eso hasta los momentos, pues ya llegará un japonés que se le ocurra incorporar olores a la Red. ¡Válgame Dios!...
Bien se dice que uno no escoge a la familia que le toca, pero si escoge a sus amigos y creo que se les reconoce independientemente del medio que los llevó a encontrarse.


Caracas, noviembre 2008

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