09 marzo, 2007

Esotéricas.



En esta Venezuela de hoy, recuerdo con especial asiduidad a dos de nuestro más conspicuos intelectuales ya fallecidos y me digo, por las cosas que tengo que oír: ¿Que dirían Cabrujas o Nuño? José Ignacio Cabrujas fue escritor, dramaturgo y agudo prosista. Juan Nuño fue filósofo y ensayista muy analítico. Madrileño que recaló en esta tierra de gracia huyendo del régimen franquista, para enraizarse y dar lo mejor de si –y mucho tenía para dar- a nuestras juventudes desde el aula universitaria. Ambos eran hombres renacentistas. Nuño aparte de sus libros de sesuda filosofía era muy conocedor de literatura y además excelente critico cinematográfico. También ejerció el periodismo, colaborando asiduamente en la prensa con crónicas mordaces, sobre temas de actualidad. Desgraciadamente no fui su alumna. Tuve que conformarme con leerlo. En fin, que mentes como la de estos dos personajes crearon un vacío muy difícil de llenar en nuestra sociedad, especialmente en estos momentos de revoluciones bonitas y mares de la felicidad.

Hoy rememoré nuevamente a Nuño, por algo que venía escuchando en la radio y pensé: ¡Como le hubiese sacado punta Nuño a este asunto! No pretendo ni siquiera imitarlo, pero algo tengo que dejar escrito acerca de lo escuchado para mis condescendientes lectores…

Resulta que el conductor de un programa que transmiten a media mañana en la Emisora Cultural de Caracas –y al cual sintonicé mientras venía en mi carrito- para no colocar sólo música, le dió esta vez por leer información acerca de la Era de Acuario. Lo escuchado me puso en un raro estado entre el asombro y la comicidad. No pretendo burlarme de las creencias de nadie, pero no pude evitar reír a más no poder. Ofrezco disculpas si es que ofendo.

Es el asunto es que los humanos estamos en la tercera dimensión y para pasar a una dimensión superior, en este caso la cuarta, sufriremos unas serie de cambios vibracionales tales como: Dolores y achaques en el cuerpo. Yo juraba que después de los cincuenta aquel que no le dolía nada era porque estaba muerto. No es así, los años nada tienen que ver con estos síntomas. ¡Que belleza, sigo joven! me dije. Despertares de madrugada y a medio dormir, a eso de las 3 o 4 de la madrugada, se debe a un llamado de las vibraciones cósmicas al alma; o sea que yo no me levanto a esas horas por la imperiosa necesidad de hacer pis. Oír voces y ruidos internos, no significa estar esquizofrénico ni padecer trastorno mental alguno. Engordar o adelgazar, especialmente aumentar la pancita, no tiene nada que ver con la alimentación ni la edad. Son mutaciones de tu ser interior para trascender a una dimensión superior... Aquí el locutor creo que muy en serio, indicó que debemos ir poco a poco para comprender algo tan profundo. Optó por colocar música para que los radioescuchas asimiláramos los conocimientos impartidos... Eso hice y recapacité. Me alegré enormemente al saber que los cauchitos de grasa que tanto me mortifican y con los que se bate mi masajista a brazo partido, no tienen nada que ver con lo que como, ni con mi edad. ¡Hurra. Es que me estoy transmutando! (En este momento de lo contentura poco me faltó para ponerme a cantar Acuariooo, acuaaariooo... del musical de Broadway de los 70)

Sufrir depresiones, ansiedad y pánico, no se debe a la mala situación económica ni a la mierda de sueldo que usted gana, que no le alcanza ni para la cesta básica. Ni por el miedo al hampa ni la inseguridad. Ni siquiera por saber que va a pasar con este país donde nadie sabe a ciencia cierta pá onde es que vamos. ¡No señor, alégrese! Todo esto es parte del proceso de cambios sutiles, de los cuales quizá ni usted mismo se percata, en preparación para la venidera Era de Acuario... ¡No pude más! Mis carcajadas las escuchaba el chofer del carro vecino. Atónito, me miraba extrañadísimo que estuviera tan risueña, cuando él estaba arrechísimo por el calor y la cola que nos tocó vivir, seguramente en prueba para nuestra trascendencia.

En definitiva concluyo que como padezco casi todos estos síntomas, soy una bienaventurada que está a punto de levitar para entrar en la cuarta dimensión.


Caracas, mayo 2007
Ilustración sacada de la WEB.

05 marzo, 2007

Borregización.

 



En la Televisión Española –canal 5 -hay un excelente programa, Redes que aquí transmiten los domingo bien entrada la noche conducido por un señor él, catalán él, que me parece inteligente él, de nombre Eduard Punset. En su programa de la pasada semana entrevistó a un periodista estaodounidense de nombre D. Berrey quien realizó una interesante investigación sobre el comportamiento humano y nuestros prejuicios como colectivo, entre otras menudencias. Producto de ello publicó Us and Them. También saca a relucir la investigación, que eso de agruparnos o juntarnos por credos, razas y afinidades tiene mucho que ver con nuestra atávica animalidad. Manada seguimos siendo y nuestros gustos, disgustos, tolerancias e intolerancias los determinará nuestro cerebro atávico. O sea que el libre albedrío actúa escasamente. Toda manada se organiza, así las normas de convivencia o inconvivencia las dicta nuestra menta tribal y bajo su influencia establecemos nuestros vínculos de filiación. Hasta aquí los comentarios al programa. Ahora, paso a anotar mis modestas observaciones:

La globalización gústenos o no, ha ayudado mucho a la cohesión de la manada humana. Nos creemos muy individualistas pero todos andamos uniformados de jeans y camisetas. Los mismos zapatos de goma; el mismo perfume (ya nadie huele así mismo); los mismos malos programas de TV sólo que cambia el idioma: concursos de preguntas o de bailes, los insoportables realty shows donde salen a relucir y se enaltecen todas las miserias humanas, o se ridiculiza al concursante, las cirugías plásticas televisadas en esos programas de descuartizamiento (ya hemos llegado al colmo de sustituir la belleza de unas tetas naturales, por la belleza de las de silicona) . El mismo menú chatarra. Lo que la manada engulle debe ser igual para todos. Las hienas son carroñeras, nosotros comemos en McDonalds. Hasta los chinos comunistas sustituyeron el arroz por las hamburguesas y papas fritas, con mucho
ketchup.

Si quieres estar a tono con tu manada, debes participar en un montón de actividades que nos da por llamar afinidades: el Joging, o una bailoterapia donde no puedes expresarte tú mismo a tu antojo. Deberás imitar al tipo que está montado en la tarima dando gritos, pues el estruendo del merengue que suena –a no sé cuantos decibeles- no permite otra cosa. En esa desestresante (¿?) sesión, mezclarás tus olores corporales con una serie individuos de tu propio rebaño. Si sales a caminar, no lo harás para recrearte y dudo mucho que por tu salud, puesto que deberás ir cargado de toda una parafernalia de aparatitos para medirte la presión: el pulso, la cantidad de pasos que das. Para colmo con audífonos para aislarte del entorno y no escuchar el sonido del viento en las ramas de los árboles ni el cantar de los pajaritos. Si no vas provisto de tales adminículos serás prácticamente rechazado por el rebaño de trotadores. De formas muy sutiles tratarán de meterte al redil. ¡Pero cómprate este aparato que es muy bueno para medirte las pulsaciones! Esos zapatos no te permiten trotar bien. Tienes comprar de esta marca y así por el estilo. Para ser aceptado debes vestir la misma ropa con las mismas marcas. Lo llamamos moda. Tanto es imperativo esto en el vestir que los chinos se han dado a la tarea de falsificar marcas de ropa, relojes, perfumes y pare usted de contar. Si no tienes dinero para comprar la marca original no hay problema, te pones una falsificada ¡Lo importante es llevar la marca! Eso es lo que te realza dentro de la manada. Esto va más allá aún. Resulta que hasta en la política interviene la borreguización: un partido único, una sola doctrina, un único líder. !El macho alfa que comanda la manada!

El cultivo del intelecto no se salva del influjo de la manada. Hasta te señalan que leer. Estamos inundados de libros de autoayuda que en definitiva lo que ayudan es a enriquecer al autor del volumen. Cuando del muy bien publicitado best-sellers se trata, todos hablan de él sin siquiera haberlo hojeado. Si te niegas a leerlo, no tendrás tema de conversación en tu rebaño de amigos. O sea, sucumbes a comprar el libro o tendrás que aguantar que tus amistades te cuenten el argumento. En cuanto al cine, el Oscar decide por ti que película es buena y cual debes ver. En algunos rediles a veces hay un espécimen que contrarresta el despotismo de la manada. Por algo existe un festival de cine independiente. La propaganda y mercadeo de productos merece capítulo aparte que sería muy vasto analizar aquí. Sólo señalo el mismo chico y chica que vemos en la TV de cualquier país, alabando el mismo producto –disponible en todas partes, gracias a la globalización- debidamente doblado al idioma de los consumidores locales. O sea que las mismas nalgas de la misma chica que promociona un cepillo dental o un limpiador de pisos, da la vuelta al mundo para inducir al consumo a la manada humana, apelando a sus instintos básicos. Algo semejante a lo que hacen las monas Bonobas cuando están en celo.

Lo paradójico es creernos que logramos hacer todo esto, gracias a nuestro superior razonamiento sobre las otras especies que habitan el planeta. En el trasfondo lo que impera es el atavismo biológico... Hacer valer nuestro individualismo nos convierte en parias. Igual sucede en una manada de lobos. Como señala don Rigoberto (en la novela de Vargas Llosa): "tenemos que cultivar nuestras manías ya que es lo único que verdaderamente nos diferencia de los demás". A mi me gusta llevar la contraria por principio –como Mafalda- pero como ella bien señala, igual termino en otro rebaño que pasamos a formar los inconformes, contestatarios y afines. ¡No hay salida!


Caracas, marzo 2007
Ilustración de la WEB.