25 junio, 2011

Nevado





El perro es un animal catalogado como el mejor amigo del hombre. No digo nada nuevo. Desde su domesticación, siglos atrás, en muchas culturas: egipcia, griega, hindú y otras más este animal ha ocupado sitial de honor, hasta ser endiosado, con o sin razón… En la antigua Grecia, específicamente en la ciudad de Corintos, existían cincuenta perros guardianes destinados a alertar a la población y atacar en caso de invasión enemiga. En uno de esos ataques, fueron exterminados cuarenta y nueve. Sólo se libró uno llamado Soter el cual consiguió alertar a la población y la ciudad se salvo… En retribución se le condecoró, pensionó y la ciudad erigió un monumento a todos estos valientes canes. Esta es sólo una reminiscencia de tantas historias de perros compañeros y salvadores de humanos, antes y ahora.


En estos días un perro en Grecia se ha hecho famosísimo (Internet, periódicos y videos lo testimonian), por acompañar a los manifestantes antisistema, en las revueltas que acaecen en Atenas. Se llama Lukanakis (Salchicha), un perro callejero atendido por la comunidad, que participa en primera fila en las protestas.


Nosotros tenemos una historia –en parte cierta- convertida en leyenda por la imaginación popular, acerca de un perro que acompañaba al Libertador Simón Bolívar en sus campañas. El perro en cuestión, era un Mucuchíes. Estos animales descienden de la raza Pastor de los Pirineos, traídos en el S. XVI por los frailes doctrineros Agustinos, que se establecieron en el poblado de Santa Lucia de Mucuchíes, en los Andes Venezolanos. Son de mucha pelambre, tamaño mediano, orejas cortas (casi perqueñas para la dimensión de su cabeza) y su novedosa característica es tener una doble pezuña en las patas traseras.... Actualmente con tantos cruces abusivos, los auténticos, ya casi están en extinción. Recuerdo que en casa -hace tiempo atrás- tuvimos uno que trajo mi madre de Mérida, de cuando mis abuelos vivían allá; llegó cachorro y murió de viejo.



La leyenda de Bolívar y su perro, nos señala que Don Vicente Pino –criador- regaló uno al Libertador a su paso por esas tierras en la Campaña Admirable de 1813. Era color negro azabache, con el lomo y la cola blancos. Esta semejanza, con nuestra sierra nevada merideña, ocasionó que le pusieran por nombre Nevado. El Libertador, que amaba al can pero no podía dedicarle cuidados, designó al indio Tinjacá para su atención. La oficialidad a su vez designó a Tinjacá, “el Edecán del perro”… También se refiere que Nevado siguió a su amo hasta Carabobo y que fue muerto en esa batalla. Cuando sucedió tal desgracia, el indio Tinjacá compungido dio el parte al Libertador, diciendo: ¡ Mi general, nos han matado al perro!… Por todo ello, en la plaza Santa Lucía de Mucuchíes, hay un grupo escultórico donde aparece el indio Tinjacá y Nevado, al pié del busto de Bolívar.

Parte de esta historia -cierta o recreada- me fue referida por mi amiga, la escritora Esmeralda Tosta.

Caracas, junio 2011

lustración tomada de la web.