01 septiembre, 2007

La casta diva.


Yo crecí escuchando a la Callas y lo digo porque en casa mi abuelo Nicolás, era tenor aficionado y cantaba ópera; el padrino Giocondo también. Mi mamá cantante aficionada , vocalizaba con un profesor de canto. La abuela Ana, sin exagerar, se sabía todas la arias de todas las óperas inimaginables: conocìa autores, libretistas y argumentos... Entonces creo no exagerar al decir que crecí escuchando a la Callas.

Este próximo mes de septiembre se cumplen 30 años de su dolorosa desaparición. Desaparición física porque gracias a las grabaciones, videos y toda esos avances tecnológicos, aún podemos disfrutar su maravillosa voz... De la Divina María Callas mucho se ha dicho a favor y en contra. Muchos chismes han rodado antes –cuando vivía- y por supuesto después. Prefiero decir que fue una mujer tesonera y decidida, que trabajó duro y mucho para llegar a la cumbre, que no se amilanó ante nada y que siempre se dedicó a estudiar y superarse como ser humano y especialmente en su carrera. Nada le fue dado de gratis. Escogió su destino y lo cumplió pasionalmente. Para mi sigue siendo –y dudo que alguien la desbanque- la Divina, la Casta diva, la suprema y no por aquello de que todo tiempo pasado fue mejor. Sus registros vocales: de soprano dramática a coloratura y su presencia escénica (recuérdese su Tosca) con todo lo que emanaba de su impactante figura, hasta los momentos nadie lo ha igualado.

Vale hacer un paréntesis para acotar, que también se está conmemorando en estos días la trágica desaparición de la Princesa Diana de Gales y de la Madre Teresa de Calcuta. De los muertos dicen, que si no se ha de decir algo bueno mejor no hablar de ellos; pero francamente que a mí esa princesa siempre me pareció una insulsa y astenica. Hay para todos los gustos y cada quién escoge su veneración. Así que no es de extrañar su endiosamiento en esta época de cultura pop y papparazzi. La Madre Teresa fue una insigne mujer, que tuvo la desdicha de morirse unos días después de la princesa de comiquitas, lo que ocasionó que sus exequias se vieran opacadas por la pompa del catafalco real y el despliegue mediático, que siempre acompañó a la Spencer en vida. Seguramente el recordatorio de la monja, será tan modesto como ella era.

¿Y por qué traje este comentario a colación? Porque las conmeraciones coincidieron para estas fechas y porque recordé que estando en París, busqué la pequeña placita dedicada a la Callas, otrora situada al final del túnel Alma y la habían volado...Ahora La ONU colocó allí una horrorosa antorcha dorada, por no sé cual causa. Por supuesto que el lugar se convirtió en un santuario de peregrinación de fanáticos penitentes de la princesa, y la Callas fue relegada -al menos cuando estuve- a una placa conmemorativa en el 36 de la rue G. Mandel, donde habitó.

Volviendo a quien nos ocupa; muchos son los clubes y páginas web. de fans del bel canto en honor de la Casta diva. Muchos los merecidos homenajes post-morten: actos, representaciones, conciertos y exposiciones privadas y oficiales que recibirá en estas fechas. Nosotros sus fanáticos, la mantenemos viva y presente en nuestra memoria. Este es un modesto homenaje que le rindo. Le agradeceré siempre esos maravillosos momentos que me conmueven hasta las lágrimas, al escucharla interpretar tan hermosas arias como solamente ella sabía hacerlo.

y canta así: ttp://www.youtube.com/watch?v=MBW5a77wINQ


Caracas, septiembre 2007

Ilustración: foto de Beaton.